Las cosas han cambiado desde que te fuiste. Aunque yo me siento igual de enamorado del clima abajeño y los galeones adornando el mar. Todos los días salgo de nuestra casa con un bolso de lona y mis sandalias puestas al puerto, a enseñar las maravillas de nuestro hogar a las personas que aún no las conocen, luego voy a la tienda y algunos clientes vienen preguntando por los totems que me enseñaste a tallar, de vez en cuando regalo fruta a los niños que van riendo y jugando por las esquinas y, al terminar el día, voy a la colina en la que solíamos escondernos a observar el cielo rosaceo del atardecer. Pienso en todo lo que hicimos y lo que haremos ahora; a veces también en todo lo que tú jamás podrás hacer. Pero río al recordar tu sonrisa, tus ojos bellos y tus mejillas rosadas.
Extraño mucho todas esas cosas. ¿Tú no?
Te mando un abrazo a donde sea que estés, y espero que recuerdes que te amo.
Hasta pronto.
"Postal al cielo"